martes, 2 de junio de 2009
Nuevos Horizontes: el mangostán y la pitahaya
MANGOSTÁN BANGKOK: ¡Qué gran diferencia! para empezar, con el precio; si estamos acostumbrados a pagar entre 6 y 7 euros por un media docena de mangostanes (800/1.000 g), aquí se encuentran a canastos por unos 25 bats –moneda thai- (aproximadamente, un bat equivale a 0.02 euros o, lo que sería los mismo, 1 euro son unos 45 bats.
Por otro lado, de los mangostanes que llegan a nuestro país 2 de cada 5 muestran al abrirlos una parte excesivamente madurada que afecta al gusto de la fruta. Al sobrarle maduración, inicia una ligera fermentación de sus azúcares a la vez que se desdibuja su relieve, parecido al de una cabeza de ajos.
El tamaño habitual de los mangostanes thais es más pequeño de lo que estamos acostumbrados a ver. Se dice que la calidad es mayor en el mangostán de menor tamaño. Lo cierto es que tuve la oportunidad de comprobarlo en la calle. Y así es, los grandes carecían de matices gustativos, con un claro predominio de sabor dulce aunque plano, fruto de la maduración, aparte de tener el inconveniente de un hueso mayor. El mangostán thai idóneo es el de tamaño mediano y que presenta una envoltura no tan dura a la habitual para nosotros. Cáscara o película de la que se despoja fácilmente. Su sabor es ligeramente acidulado, dulzón y recuerda incluso a la chirimoya. Su textura es muy agradable, poco acuosa, algo fibrosa y, sobre todo, muy pulposa.
El mangostán sería el hermano mayor de los tres (litchi, rambután) por intensidad aromática y gustativa. En el caso de litchis y rambutanes, la permanencia de sus notas gustativas y la durabilidad en boca de sus matices gustativos es menor o superior (como se denomina a los aromas de corta duración en el caso de los perfumes) debido a su textura más acuosa, con lo que permanecen menos tiempo en boca .
PITAHAYA BANGKOK: O también llamada dragón rojo o amarillo, ya que hay dos variedades, pitahaya roja y pitahaya amarilla. Continúa siendo una fruta espectáculo y, como en el caso de la pitahaya, se le cambia el precio. Si en nuestro país dos pitahayas cuestan entre 6 y 8 euros, aquí una está alrededor de 30 bats (es decir, 0.6 euros). Pero, por desgracia, el sabor no cambia; es el mismo aquí que en nuestro país: insípido y sin gracia (qué lástima, ¿eh? con toda la chispa que tiene su aspecto…).
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