domingo, 28 de junio de 2009

Inglada social: Jaume Esperalba, el Padrino




Os mando un vistazo a mi otro yo, no tan profesional. Para que luego os quejéis del plano fijo de obrador. Ahí tenéis una imagen de una persona que ha resultado esencial en mi nueva etapa en Six Senses, Jaume Esperalba. Sí, el Padrino Esperalba, y estoy encantado de presentároslo porque es una gran persona. ¡Vaya! Alguno estará defraudado porque esperaba –Esperalba- otra cosa… y no al capo, al padrino (no tan sanguinario como el de Coppola, claro). Jaume es la persona que ha confiado y que ha apostado por mí. Y le estoy muy agradecido por la oportunidad. Poco a poco, dadme tiempo. Habrá más, por ahora os envío lo que he escrito sobre él y para él.

Me he encontrado con Jaume estos días en Soneva Gili (él era hasta hace unos meses el chef-ejecutivo de este Resort). Le acaban de otorgar el cargo, para entendernos, de supervisor o delegado de todos los Resorts clasificados en Soneva: Gili, Fushi y Kiri. Enhorabuena, Jaume. Tengo que deciros que es todo un personaje... últimamente, le ha dado por tomar agua caliente con limón después de comer y cenar. Desde luego, es una persona muy respetada; todos escuchan sus sabios consejos dentro del grupo. Y es que sabe siempre cuál es la mejor opción, la mejor vía a escoger en cada momento y circunstancia. Aprendo de él muchos aspectos y valores humanos, totalmente nuevos para mí y, sobre todo, le escucho. Me doy cuenta de que acabo de aterrizar aquí y todavía no entiendo casi nada. Jaume establece márgenes, nos cede espacio. Además, los dos somos catalanes y hablamos la misma lengua, si bien somos conscientes de que no estamos en Cataluña y tampoco trabajamos en un restaurante de hotel de Barcelona. Esa particularidad, aunque parezca una obviedad, es la que marca la diferencia; en muchas ocasiones, Jaume me repite un breve discurso y viene a decir que si nos ven demasiado tiempo juntos, nos desplazamos del resto de staff. Una actitud que, de repetirse, transmite un mensaje que -sin querer- dificulta la conexión. Perderíamos lo ganado, bloquearía la posible comunicación y generaría desconfianza.
En ciertos momentos, Jaume es el mejor abrigo para mí, ese experto aliado que siempre sabe lo que hay que hacer. Cuando me asaltan las dudas, con una mirada lo resuelvo: ¿puedo?, ¿debo?, ¿es la justa medida?, ¿por aquí?... Y Jaume responde a los interrogantes: "Enseña lo justo, David, que nuestra verdadera campaña aún no ha empezado. Entonces, habrá que darlo todo. Somos buenos, tenemos la capacidad para conseguirlo y se nos ha brindado la oportunidad de estar al timón de un barco impresionante llamado Soneva Kiri".
Tiene razón, hay infinidad de profesionales perfectamente capacitados para llevar a cabo y dirigir esta "misión", pero Jaume y yo -entre otros- tenemos el privilegio de haber sido elegidos para la operación. Por lo que a mí respecta, aprovecho la ocasión para ir dejando ligeras huellas -en la medida de lo posible-, entablar una buena sintonía y tratar de sorprender a mi equipo con el trabajo realizado, que los profesionales se descubran a sí mismos en el cambio y se sientan satisfechos de la evolución. Lo justo en un objetivo compartido, factible y creíble, casi un tanteo. Esos pequeños signos, actitudes quizá, sin grandes pretensiones... serán síntomas del cambio, de la mejora personal y profesional; me siento responsable de esta función, porque no es otra cosa que el aval de mi fichaje.

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